Un “eterno enamorado” cortejaba y celaba a un maniquí vestido de blanco, al grado que cuando los dependientes retiraban a la falsa dama, él rompía los vidrios y la buscaba
Tomado de: Daniel Sánchez Dórame Excélsior
En los años 80, en una tienda de vestidos de novia, los encargados colocaron en el aparador un maniquí vestido de blanco, como si fuera a caminar hacia el altar.
A aquella figura de mujer le salió un “eterno enamorado” quien la cortejaba y la celaba, al grado que cuando los dependientes retiraban a la falsa dama, él rompía los vidrios y la buscaba.
La historia del “eterno enamorado” conmovió a la sociedad, que el crucero de los tres bulevares, el Kino, Morelos y Abelardo L. Rodríguez, se convirtió en uno de los sitios más visitados en la capital de Sonora, para que atestiguaran la loca novela de amor que inspiró reportajes periodísticos, poemas, corridos, canciones e incluso un cortometraje animado.
El eterno enamorado, Arturo Chávez, cuenta la leyenda, era de Cananea. En los años 50 iba a casarse con Esmeralda, quien murió ocho días antes de la ceremonia nupcial y fue enterrada con su vestido de novia, irónicamente, los ojos del maniquí eran de un verde esmeralda.
UN AMOR A LA ANTIGUA
En la Casa de la Cultura de Nuevo León reviven la tradición de plasmar afectos con el uso de máquinas de escribir antiguas o de escribientes para que los jóvenes conozcan esta herramienta.