Tomado de: David Brooks / La Jornada
Nueva York. La fiscalía y la defensa presentaron sus últimos argumentos para tratar de convencer al jurado que declare a Genaro García Luna culpable o no culpable de recibir sobornos multimillonarios del cártel de Sinaloa y con ello condenar a quien fue la “cara pública” de la guerra contra las drogas en México y Estados Unidos como un cómplice del crimen organizado o absolver a un ex policía nacional acusado injustamente por sus enemigos.
Este jueves, el juez Brian Cogan entregará el caso al jurado para que de inmediato inicie sus deliberaciones a puerta cerrada para buscar el consenso unánime sobre cada uno de los cinco cargos criminales. Vale recordar que es el jurado de 12 ciudadanos (más seis suplentes en caso de que uno de los 12 deba ser sustituido por alguna razón imprevista), y no el juez, quien finalmente determina el resultado de los juicios criminales. Hasta que se conozca el veredicto, hay presunción de inocencia del acusado.
En este decimosexto dia de sesiones de este juicio, los fiscales y después la defensa presentaron ante el jurado el resumen de los argumentos de cada lado.
“La evidencia ha demostrado que el acusado fue un oficial político corrupto… quien tomó millones de dólares en sobornos del cártel de Sinaloa” para asistir en el tráfico internacional de drogas, y que el acusado “es una político inteligente, ambicioso, poderoso y egoísta”, afirmo la fiscal Saritha Komatireddy en un podio frente al jurado, con el acusado sentado en la mesa de defensa directamente atrás de la sala.
“La hora ha llegado para obligar a que el acusado rinda cuenta por sus delitos”, subrayó.
Resumiendo el caso, recordó que los fiscales presentaron un total de nueve testigos cooperantes quienes ofrecieron declaraciones con conocimiento directo y específico de los actos criminales del acusado. Hiló fragmentos de las declaraciones durante este juicio de los ex narcotraficantes, funcionarios públicos, agentes de seguridad pública estadunidenses y mexicanos y hasta un ex embajador estadunidense en México, enfatizando que “todos han dicho una sola cosa: el acusado aceptó millones de sobornos repagando el favor asistiendo al cártel de Sinaloa”.
La fiscal recordó que varios de los testigos cooperantes repitieron que el negocio del cártel requiere del apoyo de los gobiernos a todos los niveles, y que “el acusado era uno de esos funcionarios corruptos” que traicionaron sus obligaciones de servir al público para hacerse ricos coludiéndose con aquellos a quienes juraron combatir.
Resaltó partes de las declaraciones de figuras como El Rey Zambada, El Grande, El Lobo Valencia, Veytia, El Conejo y otros que ofrecieron “evidencia específica y creíble” sobre el pago de sobornos al acusado y sus socios, la asistencia que oficiales y funcionarios corruptos brindaban al cártel, y cómo el negocio del narcotráfico estaba protegido por esas relaciones corruptas con los más altos niveles del gobierno, citando a uno de los testigos recodando que le dijo a otro: “cabrón, no te preocupes, todo está arreglado”, gracias en parte al acusado.
Después de más de tres horas de la ponencia de cierre por la fiscalía, fue turno de la defensa para ofrecer su resumen del caso y reiterar su argumento ante el jurado de que la fiscalía sólo cuenta con testigos cooperantes criminales para comprobar los cargos contra García Luna, y que esto es insuficiente si no hay pruebas que puedan corroborar esas acusaciones.
El abogado César de Castro declaró que el caso se reduce “a la palabra de los testigos cooperantes” ya que la fiscalía “ha fracasado en presentar pruebas… la falta de evidencia es impactante… y no hay nada para corroborar las afirmaciones de los testigos contra García Luna…. No hay grabaciones, no hay fotos, textos, correos, libros de contabilidad, nada”.
Cuando el juez Cogan entregue el caso al jurado la mañana del jueves, ni él, los fiscales o la defensa cuentan más, y el caso de García Luna -con todas sus implicaciones binacionales- estará ahora en manos de 12 ciudadanos.